martes, 20 de marzo de 2007

Nunca falta...

Nunca falta.... algo que falta...
No importa de que estemos hablando, o que estemos haciendo... siempre falta algo, la palabra que se nos olvida aunque la tengamos en la punta de la lengua, el nombre de esta persona o cosa o lugar, el número de teléfono de alguien, el tornillito que acabo de sacar (carajo, donde lo puse...), el ingrediente que hace realidad esa deliciosa receta, (algún dia les contaré como daba las recetas mi abuela, se las sabía todas la Yaya en eso de guardarse sus secretos), el detalle que hace especial el momento, la palabra justa para convencerla... en fin.
Cuando tenemos trabajo nos falta tiempo para descansar o disfrutar de la vida, cuando no lo tenemos (ademas del dinero) nos falta "algo que hacer" y damos vueltas y vueltas porque no sabemos ya que hacer con tanto tiempo... se nos quedan el culo chato y los pies hinchados de estar horas sentados escribiendo planillas, curriculums, cartas, viendo tele o pegados a la computadora recorriendo una internet que cada dia se nos antoja mas limitada y repetitiva o caminando a entregar, de una punta a otra de la ciudad, todos aquellos escritos chorreando sudor y esperanzas... y nos empezamos a preguntar donde quedó aquella vida que esperabamos poder disfrutar... ¿no habremos saltado de la sartén al fuego?.
Cuando tenemos pareja nos falta el emocionante trajín de lanzarse a la aventura de los nuevos sabores, olores y texturas... cuando no la tenemos nos faltan tantas cosas... (cada quien a lo suyo me da pereza hacer esta lista).
Cuando tenemos salud nos falta el tiempo y los caminos para echarla a perder, comemos cualquier cosa, fumamos, bebemos, abusamos del cafe o del chocolate (amargo, 70% de cacao), dormimos poco y mal, no hacemos suficiente ejercicio... cuando no tenemos salud nos faltan santos a quien encomendarnos y a quien pedirles nos restituyan aquello que nos esta faltando... (lo peor es que a veces ni siquiera esto funciona)...
La vida, resumiendo groseramente, es como aquel viejísimo chiste del infierno venezolano, aquel del diablo, la lata y la mierda...
No es cuestión de inconformismo o de exigencias exageradas, seguramente habra algún precepto del Taoísmo que nos prevenga de esta actitud perniciosa para nuestra evolución espiritual, (se de alguien que se encargará de restregarlo por mis narices), se trata esencialmente de por una vez en la vida estar conforme, pero de verdad conforme, por una vez en la vida poder decir que todo está completo, que no falta nada...
Que junto al lápiz tengamos el borrador y el saca puntas y no tengamos que mudar la casa para encontrarlos.
Que en la caja de herramientas finalmente tengamos el destornillador preciso para esos puñeteros tornillitos que ponen los chinos en los juguetes.
Que cuando "la jefa" esté atacada y me acorrale con un "tenemos que organizarnos" tenga, en algún cajón de sastre mental, el argumento imbatible que neutralice lo que viene.
Que cuando volvamos a llenar una planilla, curriculum o presentarnos a una entrevista de trabajo nos encontremos con un reclutador/empleador que se entusiasme con todo lo que "podemos ofrecer para impulsar efectiva y profundamente todos los procesos productivos de la empresa Y ADEMÁS!!... lograr la más absoluta satisfacción y fidelidad de nuestros amados clientes..." (todavía no me explico porque esta frase no cuela) y que además no encuentre nuestras aspiraciones salariales descabelladas...
Que cuando apriete el hambre no falte comida en la mesa, (o al menos en la nevera que no me importa cocinar)
Que cuando tengamos un capricho no falte dinero en el bolsillo.
Que cuando tengamos ganas, o frio, o soledad no nos falte una mujer en la cama (aunque le duela la cabeza o cualquier otra cosa), o en la sala, o en el baño, o en el carro, o en la vida.
Que no falte un buen chiste, una buena conversación, una emocionante discusión.
Que no falten adoquines en los bulevares...
Completa tu la lista... estoy seguro que algo falta...

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