jueves, 19 de abril de 2007

¡Va ganando Billie!




La carrera por la vida.

Hoy 19 de Abril, está en su cuarto día la llamada “Gran Carrera de las Tortugas”, un evento originalmente pensado como fuente de información para estudios científicos sobre el comportamiento de la tortuga “Leatherback”, una especie de tortuga marina en grave peligro de extinción.

Esta especie de tortuga marina que también es conocida con otros nombres como Laud, Cardón o Baula es sin duda la especie mas grande pudiendo llegar a medir casi 2 metros de largo y a pesar mas de 700 kg. y es, junto con otras especies como la Carey o la Verde, una de las que enfrentan el mayor peligro de extinción, como siempre, por causas imputables directamente a nosotros los humanos.

Hay muchos proyectos de carácter mundial y local destinados al estudio y conservación de esta especie, pues su distribución es bastante amplia, así que no es difícil para nosotros en América Latina poder entrar en contacto con alguno de ellos pues por lo que respecta a esta especie de tortuga tanto la cuenca del Caribe y Atlántico como la del Pacífico son habitats naturales.

La mejor fuente de información sobre esta hermosa e impresionante especie la pueden encontrar en la página de “Leatherback Trust” con seguridad una de las organizaciones conservacionistas de carácter internacional con mayor experiencia en su campo y precisamente una de las organizadoras de este “evento” pues tiene su base en Costa Rica, punto de partida de esta carrera.

La idea de la carrera es poder realizar un seguimiento detallado de las rutas de viaje, hábitos alimenticios, peligros, etc. que encuentran las tortugas en sus migraciones, en este caso en particular, desde las playas de Costa Rica hasta las islas Galápagos, utilizando para ello equipos de rastreo colocados en las tortugas.

El evento ha contado con el apoyo de grandes empresas y grupos económicos que han dado su aporte a través de la modalidad de “apadrinar” a una de las tortugas objeto de estudio, (en total son once tortugas participantes), por lo que cada “competidora” tiene su propio “Sponsor”.

Al margen de la naturaleza científica o educativa de lo reseñado esta carrera también ha dado pie a la naturaleza lúdica-oportunista del hombre, organizándose en algunos sitios de Internet centros de apuestas sobre el resultado de la misma, como si esa franja del océano Pacífico se hubiese convertido en una especie de “tortugódromo” y las “competidoras” en unas criaturas desconectadas de la terrible realidad que enfrentan como especie.

En Venezuela también hay proyectos de conservación de esta especie que tiene sitios de anidada en el archipiélago de Los Roques, en las costas de Barlovento, en el estado Miranda y en la Isla de Margarita principalmente (creo que el proyecto mas importante es el desarrollado por Provita, pero si no es así agradeceré la información) y fue precisamente en una de las playas de Margarita, en compañía del personal encargado del proyecto donde hace unos años fui testigo de la llegada al mundo de una nidada de tortuguillos de esta especie.

En una larga playa de la costa Este de la isla, se espera en determinada época del año la llegada de las madres a desovar, (todavía tengo pendiente ser testigo de esa maravilla), una vez colocados los huevos y con la madre ya de regreso en el mar los miembros del equipo se acercan al nido, retiran cuidadosamente la arena y mudan los huevos a otro nido hecho por ellos en una zona protegida, esto es necesario pues no solo los animales como gatos, perros o zorros detectan el nido y lo destruyen para comerse los huevos si no también (¿quién lo diría?) las personas; se marca el nuevo nido con la fecha de desove y otros datos relevantes y se espera el día estimado de eclosión de los huevos.

Llegada la fecha ocurre el milagro, por lo general al final de la tarde o por la noche, la arena de la zona protegida empieza a agitarse imperceptiblemente hasta que eventualmente asoma la cabeza del primer tortuguillo que ha logrado, recién nacido, remover la arena que lo cubre, cavando el camino hacia la vida, empujado por todos sus hermanos y hermanas que lo siguen... y después de ese primero, que carga sobre sus débiles aletas el titánico esfuerzo, van saliendo cada vez mas seguidas las cabezas, aletas y cuerpos de sus hermanas y hermanos hasta que finalmente esos escasos 60 centímetros cuadrados de arena de playa que cubría el nido son un hervidero de pequeñas replicas de su gigantesca madre.

Estar sentado en la arena, esperando este “parto de la tierra” esta explosión de vida que desde el primer momento lucha por abrirse camino a escasos palmos de nosotros es una experiencia indescriptible... Como indescriptible fue la aprensión que sentí cuando, guiados por nuestras luces, se sumergieron y desaparecieron en las oscuras aguas del Caribe.

De toda esa increíble multitud de pequeños seres que reptaron y se esforzaron por la playa esa noche cubriendo la arena con un movedizo tapiz hace 5 o 6 años apenas un pequeño porcentaje debe estar vivo hoy día, y este pequeño porcentaje, lamentablemente, se hará mínimo con el paso de los 30 años necesarios para que esos minúsculos titanes alcancen la edad adulta y la madurez sexual que les lleven de vuelta a la playa donde nacieron a depositar el germen de la próxima generación.

He ahí la importancia de esta carrera, se necesitan 30 años para que un tortuguillo se convierta en un padre o una madre en condiciones de procrear, 30 años de viajes y migraciones, de encontrar alimentos, de eludir peligros, los naturales y los que nosotros sembramos en su camino en forma de redes de pesca abandonadas y a la deriva, en forma de derrames petroleros y de toda clase de sustancias tóxicas o en forma de bolsas plásticas que las tortugas pueden intentar comer confundiéndolas con medusas ahogándose con ellas o envenenándose por ser el plástico una sustancia que son incapaces de digerir. Treinta años de lucha diaria en un medio ambiente cada vez mas hostil, por eso es necesario realizar estudios como este, para poder llenar las lagunas que aun existen en torno a muchos aspectos relevantes de la vida de estas especies en peligro de extinción, en el entendido que en la medida que esas lagunas sean superadas estaremos en mejores condiciones de protegerlas... de nosotros...

Por el momento Billie va a la cabeza en la carrera, al momento de escribir esto le faltaban aun 252 millas para llegar a su destino en Las Galápagos, pero mejor no nos dejemos llevar por las emociones deportivas, Billie, sus competidoras y todas sus congéneres están en esta carrera: la carrera por la vida, desde muchos mas millones de años que los que nosotros llevamos en nuestra absurda carrera por destruirla y estoy seguro que a Billie le tiene sin cuidado en que posición llega, para ella como para cualquier otra tortuga marina o para cualquier miembro de cualquiera de las ya demasiadas especies en peligro de extinción lo importante es llegar... y cumplir con su deber natural: reproducirse y aportar su pequeño grano a la conservación de su especie.... Que diferentes de nosotros ¿verdad?...


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