lunes, 25 de junio de 2007

Cinco Puntos a Superar

Vivimos tiempos de cambios profundos y radicales, he intentado aportar todo lo que he podido en el análisis y explicación de lo que estos cambios van a significar para nosotros y lo he hecho escribiendo largos y exhaustivos artículos que, en verdad, no se si han sido leídos o si realmente le han aportado algo a alguien; según “los que saben” ese es, precisamente, el tipo de artículo que uno debe evitar por aquello del escaso tiempo de atención que el “internáuta” promedio dedica a cada página y todas esas historias.

Lo que la mayoría de “los que saben” sugieren es escribir artículos “tipo lista”, cortos, concisos y directo al punto; en lo que a mi concierne eso es como limitarse a leer los titulares de los periódicos y decir que leímos el periódico... como sea, este es un artículo “tipo lista” que espero resuma un poco lo que en las últimas semanas he intentado exponer en aquellos extensos artículos...

1. El Miedo.

El miedo paraliza, no nos permite pensar y solo nos permite reaccionar o responder de manera instintiva, y por lo general, de manera violenta.

Vivimos bajo amenaza constante, muchas de las cosas que dábamos por sentadas, por seguras, están hoy bajo amenaza: nuestras vidas y las de nuestros amigos y familiares, nuestros bienes (escasos o no), el trabajo y esfuerzo acumulados por nuestras familias durante generaciones, nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos y nietos, etc.; vemos que cada día se hace mas pesada, violenta y temible la amenaza, y mas cierta y próxima la ruptura de las estructuras sobre las que construimos nuestras vidas, nuestros sueños, nuestro futuro como nación y es natural tener miedo.

Pero debemos reaccionar y darnos cuenta que esa es precisamente la estrategia, ese es precisamente el fin de tantas amenazas: impedirnos el pensar, obligarnos a movernos en los muy estrechos límites de las reacciones instintivas, el obligarnos a exacerbar el egoísmo y la individualidad en una vorágine desatada de “sálvese quien pueda” que solo significa y va a significar, cuando las amenazas comiencen a concretarse, una total desunión, una absoluta falta de propósitos y metas comunes como sociedad, una falta de coordinación como colectivo y en una falta de criterio y sensatez y si esto sucede estaremos inermes ante lo que venga.

Debemos hacer el esfuerzo por comprender la verdadera naturaleza de las amenazas con las que el gobierno es tan pródigo, su verdadero alcance y su esencia, para poder comprender e identificar las herramientas y los medios de que disponemos para contrarrestarlas; darnos cuenta que somos una sociedad en la que todos seremos afectados por igual de concretarse lo prometido y que solo como sociedad seremos capaces de superar las amenazas y sus implicaciones. Pero no lo lograremos si no somos capaces de superar nuestro miedo.

2. La indolencia.

Esta es terrible, sentarse a esperar que otro nos resuelva nuestros problemas, saber lo que hay que hacer y no hacerlo, aun estando conscientes de su urgencia.

Para la indolencia no hay justificación que valga, no ir a votar, no sumarse a una marcha o protesta en la que creamos, no emitir opinión sobre un tema que nos afecta, no asumir posición y aportar lo que esté a nuestro alcance en pro del bienestar colectivo, ni ejercer nuestros derechos ni defenderlos por pereza, sentarse a esperar una beca, un regalo, una vida robada a otro, sentarse a ver pasar la vida y las oportunidades con las patéticas justificaciones de “no es asunto mío” o que “mi voz, o mi voto, o mi conciencia, o mi acción, no va a hacer diferencia” o “yo ni con el gobierno ni con la oposición”... Indolencia, en el caso de Venezuela, mas que simple pereza es ausencia de dolor.

En tanto no superemos esta ausencia de dolor, en tanto no nos duela Venezuela como un bien colectivo, lo que es y lo que será... lo que podría ser... no seremos capaces de superar el presente y dirigirnos, como nación, hacia el futuro que en verdad nos merecemos. Solo los indolentes se merecen el futuro que nos quiere vender el gobierno tal y como se anuncia hoy día y esta es una verdad inapelable.

3. La Ignorancia.

No importa nuestro nivel académico o cultural, no importa nuestra experiencia vital, nuestro nivel socioeconómico, nuestra posición política o en qué y donde trabajemos; debemos comprender que este ha sido el punto de apoyo mas fuerte de todos, ABSOLUTAMENTE TODOS, los gobiernos que han pasado por nuestro país y en particular de este que tenemos hoy día y que es nuestra culpa compartida que así sea y también nuestra obligación y responsabilidad el colaborar para que no siga siendo así en el futuro; y no me refiero a la profunda ignorancia que exhibe la mayoría de los representantes del gobierno a diario, me refiero al uso y aprovechamiento que han hecho de la ignorancia (que no es candidez o inocencia) de la gran mayoría del pueblo venezolano.

Un pueblo ignorante, un pueblo que no tiene las necesarias herramientas para percibir y comprender el fondo, la realidad de las promesas, propuestas, proyectos, leyes, etc., es un pueblo indefenso, es un colectivo sin argumentos al que no le queda mas remedio que seguir ciegamente a un supuesto líder sencillamente porque “parece que sabe lo que hace”, o porque aparentemente sabe “lo que es bueno para nosotros” o “entiende nuestras necesidades”.

La lucha contra la ignorancia va mucho mas allá de enseñar a leer, es necesario enseñar a pensar, a comprender, a interpretar, a relacionar, es enseñar a asumir la vida y el mundo que nos rodea en su verdadera dimensión, por dolorosa que sea, es ayudar a que todos comprendan la verdad tras los discursos y las palabras, los afiches, los carteles y los lemas exaltados, los que nos inundaron en el pasado, los que nos ahogan en el presente y los que se insinúen en el futuro.

Se trata de comprometernos, y de manera clara y objetiva, dentro de nuestro alcance, poner a la luz la realidad, la verdad, para que todos puedan verla y comprenderla y para que dejemos atrás el tiempo de los borregos y comience el tiempo de los constructores conscientes del país que todos queremos.

4. La Violencia.

Con la violencia todos pierden, las víctimas de hoy serán los victimarios de mañana y este es un círculo vicioso que hay que evitar a toda costa; llevamos años inmersos en él, llevamos años viéndolo crecer desproporcionadamente, exponencialmente a cada discurso, cada acción, a cada anuncio o amenaza del gobierno...

Hay que hacer el esfuerzo, hay que mantener la cabeza fría y el corazón sereno y se a ciencia cierta que no es fácil pero también se que si es posible. Hay que comprender que la violencia es el juego, es el sistema en el que quieren comprometernos y mantenernos, (no solo desde el gobierno), y tenemos que estar muy atentos y resistirnos; no podemos permitir que nadie convierta a Venezuela en un caos de muerte y destrucción, no podemos permitir que nadie nos obligue a levantar nuestro futuro sobre las tumbas de nuestra gente.

No podemos permitir que la agresión sea la rutina, el camino para dirimir las diferencias, no podemos dejarnos llevar por este camino de polarización y enfrentamiento pues si lo hacemos tarde o temprano la tensión va a ser demasiada y por algún lado, (por el eslabón mas débil o por el nudo más apretado, como prefieran), va a reventar y no va a haber manera de controlarla y ciertamente nosotros, como sociedad civil, no estamos preparados para enfrentarla y manejarla... la historia reciente lo demuestra, en un escenario de violencia desatada y generalizada TODOS somos víctimas, TODOS perdemos algo, por lo general demasiado... la violencia no es nuestro signo, no es una opción.

5. Nosotros Mismos.

Si. Tenemos que superarnos a nosotros mismos, tenemos que dejar de ser lo fuimos y lo que somos y aspirar, trabajar y esforzarnos por lo que seremos, por lo que queremos ser, como individuos y como sociedad.

Tenemos la obligación de hacer un examen de conciencia profundo y objetivo, identificar nuestras culpas, errores y omisiones y corregirlas. Nunca antes como ahora había sido tan evidente la crucial importancia de hacer estas reflexiones íntimas y personales y el darles el debido carácter y el peso de su influencia en el funcionamiento de la sociedad en que vivimos en su conjunto.

Tenemos la obligación de mejorar y de extender y aplicar esa mejoría en todos los ámbitos de nuestra existencia, tenemos que servir de apoyo a los que como nosotros se esfuercen por realizarla y tenemos que activarnos como facilitadores y multiplicadores de este esfuerzo a todos los que aun no empiezan.

La generosidad, la tolerancia, la comprensión, la colaboración, la compasión, la solidaridad no son conceptos esotéricos que puedan pasarnos de largo sin rozarnos; son necesidades urgentes de nuestra sociedad, son comportamientos individuales que se materializan como compromisos colectivos, son conceptos morales, éticos y espirituales que deben ser reafirmados y extendidos si es que en verdad queremos tener un futuro mínimamente decente y satisfactorio como país.

No hay “hombre nuevo” que valga, solo hay el “hombre humano”, cuanto mayor sea nuestro compromiso y esfuerzo por ser mas “humanos” mayor será nuestro éxito como sociedad, mejor será nuestro futuro; menor será, verdaderamente, la necesidad de “revoluciones” y “procesos”, y menor, inevitablemente el impacto de las amenazas, las mentiras y los disfraces que parecen haberse adueñado de nuestra existencia y nuestras esperanzas.

La tarea es mucho mas ardua y extensa que estos cinco puntos, espero su participación y sus aportes y que entre todos, sea aquí o en cualquier otro sitio, podamos ir definiendo las metas, urgentes y estructurales que tenemos que promover cuanto antes y los retos morales, espirituales y sociales que tendremos que superar para poder acometerlas con éxito.

Es la obligación de todos.



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