jueves, 21 de junio de 2007

¿Qué tan fuerte es el Bolívar Fuerte?


Como las preguntas existen para ser contestadas, de una vez respondo a esta: No mucho...

Tal como desde hace meses fue anunciado, la “Reconversión” de nuestro signo monetario nacional, el Bolívar, está en marcha. El Banco Central de Venezuela (BCV) ya ha iniciado la necesaria campaña para explicarnos de que se trata, cuales serán sus alcances y cuales sus objetivos...

La medida en si misma se presenta bastante inicua, según nos explican en el BCV, se trata simplemente de hacer más manejable nuestra moneda en términos contables y administrativos, de abaratar los costos de producción y reposición de papel moneda, de equilibrar la cifra de cambio Bs./US$ a cifras similares a las de los demás países del área, (ojo, este equilibrio o similitud será solo formal, a nivel de “los números” con que esa tasa de cambio es expresada, no del valor de la moneda), y de adecuar la economía venezolana a los estándares internacionales en cuanto a la posesión de dinero en efectivo de los ciudadanos en un determinado momento y todo esto se logrará quitándole tres ceros a nuestra moneda.

En esta primera etapa, como digo, ha comenzado ya el proceso de información; el segundo paso, a partir Octubre de este año, impone que todos los precios de bienes y servicios tendrán que ser expresados en los dos sistemas de notación para que la gente se vaya acostumbrando al nuevo signo; a partir del 1ero. de Enero del 2008 entrarán en circulación los nuevos billetes y monedas pero, por un tiempo no menor a seis meses, seguirán circulando los viejos y será posible utilizarlos como medio de pago de circulación legal aunque por ley ya todos los precios, tarifas, sistemas contables, etc. tendrán que estar ya expresados y llevados en Bolívares “Fuertes”; luego de este periodo, que podrá extenderse tanto como el BCV considere necesario, serán progresivamente retirados de circulación los Bolívares Viejos y ya estará completamente implementada la medida...

Se supone que el proceso es simple y, en palabras del directorio del BCV, es “un proceso neutro”, es decir que el quitarle estos tres ceros al Bolívar no va a afectar para nada el valor de la moneda, así 1000 Bs. “Viejos” corresponderán a 1 Bolívar “Fuerte”, independientemente de si se trata del precio de un bien, un servicio, un instrumento financiero, una deuda o del salario de una persona, el valor REAL de cualquiera de ellos no será modificado, solo se modificará la manera de expresarlo; si quieren profundizar en la explicación oficial de todo este tema pueden explorar el contenido de esta página del
BCV.

Para llevar adelante exitosamente este proyecto hay que prestarle la muy debida y cuidadosa atención a unos cuantos aspectos a los que, me parece, que aun no se le ha prestado y que quiero comentar a continuación.

Primero que cualquier otra cosa: el “valor” del Bolívar. En términos de teoría económica nuestro Bolívar está sobrevaluado, poca gente se percata que el cómputo del tiempo que lleva anclado a un tasa de cambio fija de 2.150 Bs./US$ y restringido su libre cambio por el filtro de CADIVI, ya no se cuenta por días o meses sino por años, y en estos años que han transcurrido desde que se tomó esta medida el PIB de la nación no ha parado de bajar, (el aumento de las importaciones por la baja de la producción de bienes y servicios a causa del cierre de empresas sustentan esta afirmación), y la inflación no ha parado de aumentar.

He escuchado y leído con asombro que algunas personas insisten en “exigirle” al gobierno que aproveche la medida de la reconversión para “revalorizar” (¿aun mas?) nuestra moneda y fijar su precio (tasa de cambio) a un valor que refleje “la realidad”, (al menos la realidad que ellos perciben), aduciendo como justificación para ello la perdida de valor relativo que ha sufrido el Dólar norteamericano frente al Euro.

No es así el asunto, no es soplar y hacer botellas como parecen pensar estas personas, un gobierno puede fijar arbitrariamente la tasa de cambio de la moneda de la nación (a la que representan y cuyos bienes administran) de manera coyuntural, incluso arbitraria o sustentada en sandeces de todo tipo y mantener esa tasa de cambio por periodos de tiempo tan largos como la economía aguante, (siempre en el supuesto que a dicho gobierno en verdad le interesen las realidades económicas), pero de ninguna manera ello significa que ese precio o tasa fijado se corresponda, siquiera mínimamente, con el valor real de la moneda, si no fíjense en la fijación arbitraria de la paridad cambiaria en Argentina antes de la reciente crisis o en la envidiable tasa de cambio que se da el lujo de mantener la colapsada economía cubana.

Este valor viene determinado por una multitud de factores cuyo equilibrio es muy frágil y delicado y solo los gobiernos / administradores, altamente eficaces y habilidosos logran mantener estos equilibrios dándole así fortaleza a sus signos monetarios y este, todo el mundo lo sabe, no ha sido el caso de Venezuela desde hace muchísimos años. Desde el “viernes negro” a hoy nuestra moneda se ha devaluado en más del (lo pongo con todas sus letras) CINCUENTA MIL POR CIENTO.

No voy a sacar la cuenta, pero a nadie debe escapársele que además de las variables económicas estructurales “naturales” para el cálculo del valor de la moneda, una gran medida de éste viene dada por la acción de las leyes que rigen el mercado cambiario y si asumimos el precio del Dólar en el mercado paralelo (que no puedo publicar pues es ilegal siquiera mencionarlo) como precio máximo, producto de la escasísima oferta y el valor oficial, como precio mínimo producto del monopolio casi perfecto que han montado con CADIVI, se puede asumir que en algún punto intermedio se encuentra el valor real, de hecho si sacan el promedio entre ambas cifras pueden tener la certeza que el valor real se halla bastante cerca del resultado, Bolívares Viejos más, Bolívares Viejos menos...

Y aquí lo obvio: si el valor de cambio real del Dólar como moneda de referencia, es decir, su precio real en bolívares, está por encima de la tasa oficial significa que nuestro Bolívar en realidad VALE MENOS que lo que expresa la relación cambiaria fijada por el gobierno hace años.

¿Qué significa esto? Pues sencillamente que el Bolívar Fuerte, aunque tenga menos ceros, aunque le agreguemos tantos adjetivos positivos y generadores de autoestima como queramos, seguirá siendo tan débil como lo es hoy nuestro Bolívar “simple”, el de toda la vida y que a partir del año que viene será “Viejo”.

¿Qué importancia tiene esto?. Mucha, por un lado, una vez realizada la reconversión, a la relación cambiaria Bs./US$ también se le quitarán tres ceros, es decir que lo que hoy se expresa así: 2.150,00 Bs./US$ será, en adelante, expresado así: 2,15 Bs./US$ y, expresada de esta manera, cualquier pequeña variación, aparentemente insignificante pues podría ser expresada en términos de “Céntimos” en realidad podría significar una gran devaluación si la expresamos en Bolívares Viejos y como la experiencia nos demuestra la validez del dicho “Piensa mal y acertarás” tendremos que estar muy pendientes por si a alguien en el gobierno se le ocurre “dejar deslizar” lenta y suavemente el tipo cambiario, unos pocos “céntimos fuertes” a la vez.

La sospecha que esto suceda no es tan infundada ni tan alarmista como podrán algunos decir, pues por otro lado, la tasa de inflación en Venezuela esta creciendo a un ritmo galopante; según cifras del propio BCV, la inflación acumulada en un año (de Mayo 2006 a Mayo 2007) es del 19.5 % y a esta cifra hay que tomarla con pinzas principalmente por dos razones: primero porque es una cifra oficial que por su origen ya se hace sospechosa, en especial en un gobierno que se ha caracterizado por su escasa rigurosidad con las cuentas y segundo porque para el cálculo de esta cifra se han utilizado los datos de una gran cantidad de artículos cuyo precio está regulado (también desde hace años) pero que todos sabemos que en la “vida real” son vendidos a precios muy superiores a los fijados... (en el supuesto que dichos artículos efectivamente se consigan en los mercados)... así que es lógico deducir que la inflación REAL es superior a la anunciada y, por cierto, por si no se acuerdan, el aumento salarial de Mayo pasado fue del 20%, es decir que el mismo mes que fue anunciado y fijado ya había sido “devorado” por la inflación.

La razón principal para la debilidad estructural de nuestra economía, cuyo síntoma evidente es la inflación, es la grosera expansión del gasto público que hemos visto en estos años y sobre el que no hay evidencias, por parte del gobierno, de tener intenciones de reducir o siquiera regularizar.

El uso indiscriminado de los recursos para su canalización hacia toda clase de programas, compromisos y proyectos, tanto nacionales como internacionales que incluyen compras, pagos, becas, ayudas, donaciones, regalos etc. y el uso también indiscriminado de la “maquinita de imprimir billetes” han dado como resultado un exagerado gasto público que mantiene las cuentas nacionales en un constante déficit y un enorme exceso de liquidez monetaria que ha desequilibrado de manera radical nuestra economía y que si no son corregidos, o mejor dicho, cuya corrección podría significar otra pavorosa devaluación del tipo de las que ya hemos vivido antes por, exactamente, las mismas razones y en estas condiciones no hay Bolívar Fuerte que aguante y nos exponemos a repetir las dramáticas experiencias de Brasil con su reconversión al Cruzado o las de Argentina con el Austral, dos casos muy cercanos de hiperinflación y maxidevaluacion pocos meses después de intentada la reconversión...

Además, ante las evidencias del desabastecimiento crónico que estamos viviendo, otro daño estructural de nuestra economía que ya se hace sentir, pero cuyo efecto podría potenciarse en el corto y mediano plazo, afectando la estabilidad del proyectado Bolívar Fuerte: es la desintegración del aparato productivo del país, el cierre de industrias de toda índole y de comercios, el desarrollo forzado de esta economía de puertos que pone a Venezuela en una situación delicada, pues en estas condiciones no hay manera de reaccionar con suficiente rapidez ante cualquier crisis que afecte nuestro signo monetario y por lo tanto comprometería las relaciones y compromisos expresados y mantenidos en monedas extranjeras, lo que significaría el entorpecimiento del movimiento de bienes y mercancías que hoy nos vemos en la obligación y necesidad de importar para nuestro consumo que terminaría reflejándose en un aumento de precios generalizado... mas inflación...

Otro punto relacionado con el Bolívar Fuerte que no quiero dejar de mencionar es el tema del “Redondeo”; una vez llevada a cabo la reconversión y borrados los tres ceros, algunos, si no muchos, precios de bienes y servicios van a terminar siendo expresados en un cifra entera con céntimos que, es de esperar, serán redondeados “hacia arriba” por el que nos esté cobrando dicho precio.

Se supone que ya se ha hecho previsión de esto y que esa es la razón de la aparición, para su uso, de monedas fraccionarias de 1, 5, 10, 12.5, 25 y 50 céntimos que podrán ser utilizadas por los usuarios y consumidores para pagar los precios de manera exacta, evitándose así esta posibilidad del redondeo; también están anunciadas una serie de condiciones formales para llevar a cabo este redondeo en caso de que sea inevitable...

A nadie que viva en Venezuela se le escapa que desde que, hace ya unos cuantos años, volvieron a ser de curso legal las monedas que sustituyeron los billetes de baja denominación, la escasez de las mismas ha sido crónica, lo que ya ha puesto a la orden del día la práctica del redondeo a todo nivel, y de ninguna manera es posible ni lógico pensar que esta escasez de moneda suelta no seguirá igual por la simple voluntad del directorio del BCV y con la acuñación de las nuevas monedas, en especial en el caso de las de más baja denominación que son sin duda las que mayor movilidad tendrán. El redondeo, cuyos mayores beneficiarios serán los bancos (anótenlo) y algunos sectores del comercio y prestadores de servicios, se traducirá en aumentos espontáneos de precios que, en el ámbito de una “moneda fuerte”, se harán sentir con mayor crudeza en los bolsillos de los consumidores.

Por último, y en cierta forma en plan anecdótico, pero no por ello menos preocupante: Estoy seguro que no soy el único que ya ha escuchado decir a alguien lo feliz que va a estar cuando esta reconversión se lleve a cabo porque “imagínate todo lo que uno va a poder comprar” o “ahora si me va a rendir el sueldo” incluso, y esto es rigurosamente cierto: “El dos de Enero voy corriendo a comprarme mi apartamento”... con toda probabilidad también no seré el único que, inocentemente, al intentar sacar a estas personas de su error indicándoles que también deben quitar los tres ceros de sus sueldos, haya recibido malas contestaciones y burlas o gestos y palabras destempladas del tipo: “¿Estas loco?, ¡El comandante no nos puede echar esa vaina!”... Eeeeh... pues si...

La campaña de información URGENTE Y NECESARIA no puede limitarse a los órganos convencionales y mucho menos en exclusividad a los medios oficiales, mucha gente está pensando que se trata de una drástica reducción de precios, producto de una revaloración monumental de la moneda, idea que se ve reforzada por la coletilla del nuevo signo: “Fuerte”... Espero, por el bien de todos los que hoy están ilusionados con esas fantasías de consumo orgiástico, que la amplia y continua difusión de esta necesaria información aclaratoria sea altamente efectiva pues, si no lo es, no quiero ni imaginar lo que sucederá el día 15 de Enero del 2008 cuando la gente reciba su primer “sobre de pago” con un escuálido puñadito de “Fuertes”, pero escasos billeticos...



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