martes, 12 de junio de 2007

Socialismo del Siglo XXI vs. Sociedad Organizada (II)

2. Socialismo, historia y herramientas

No hay que escarbar mucho para encontrar material de sobra para conocer y entender los orígenes, evolución y presente del socialismo, desde los mas completos hasta los mas someros y desde los mas radicales a los mas condescendientes, los libros, panfletos, ensayos y páginas web con toda la información necesaria abundan.

Uno se pregunta ¿cómo es posible entonces que los que intentan vendernos el socialismo del siglo XXI hagan tan poca referencia a ellas?, ¿por qué aparecen tan desinformados y tan faltos de argumentos?... Pues porque, o no se han tomado el trabajo de leerlos o, si acaso lo han hecho, no se han tomado el trabajo de entenderlos.

Quiero intentar hoy dar un repaso rápido a las bases ideológicas, filosóficas y argumentales del socialismo para ver si con su ayuda entendemos de una vez que es lo que nos están ofreciendo para el siglo XXI.

Es muy aventurado llevar el origen del socialismo hasta el mismísimo Cristo (como tantas veces hace el Sr. Presidente) sencillamente porque en esa época nadie se había tomado la molestia aún de desentrañar filosóficamente las relaciones sociales y la evolución del colectivo humano en los términos con que lo hace la doctrina socialista y, ciertamente, Él en ningún momento lo intenta, o al menos así se desprende del documento fundamental con el que podemos aproximarnos a su doctrina: La Biblia.

Cristo, judío entre judíos, podría en todo caso etiquetarse de humanista (y aun así con ciertas reservas) pues su propuesta básica y central se refiere, ni mas ni menos, a elevar aun mas nuestro nivel espiritual (acercarnos a Dios) mejorando nuestro desempeño como hombres por medio del ejercicio del amor, de llevar aún mas allá los preceptos que la Ley Mosaica, con la que fue criado, contempla en términos de caridad, compasión y generosidad para con nuestro prójimo (sin distinción de raza, credo o condición social) y nos invita a ejercer estas virtudes de una manera consciente, entusiasta y voluntaria y no de la manera mecánica de el que obedece una Ley que penaliza su no observancia.

En ninguna de sus parábolas o sermones se refiere a la “lucha de clases” ni a nada que se le parezca, tampoco a la explotación del hombre por el hombre ni mucho menos a conceptos asimilables ni remotamente a la plusvalía; tampoco se sirvió de la dialéctica ni del debate para difundir sus ideas... No, Cristo no era socialista, y aún haciendo muy grandes concesiones históricas y filosóficas sería difícil incluirlo en la lista de los “Utópicos”.

El término “Utópico” fue acuñado por Louis Blanqui cerca de 1839 y tiene su sustento como calificativo de una corriente de pensamiento en la obra de Tomás Moro: “Utopía”, obra en la que el autor, intelectual, humanista y político inglés, esbozó sus ideas sobre una ciudad en la que convivía una sociedad perfecta, ideal y lógicamente... utópica.

El socialismo utópico vino a ser una especie de recopilación de trabajos e ideas de muy heterogéneas fuentes, autores y pensadores, principalmente franceses e ingleses y tuvo su apogeo entre los años 1815 y 1848, año en que se publica el “Manifiesto Comunista” y donde los autores, K. Marx y F. Engels, tratan a esta corriente con cierto desprecio pues, aunque la consideraban bienintencionada, la encontraban en extremo ilusa y con muy pocas posibilidades de hacerse realidad.

A pesar de su heterogénea naturaleza hay ciertos rasgos comunes que nos permiten caracterizar e identificar los trabajos que podemos inscribir en este grupo, en general con una clara influencia de Rousseau; veamos rápidamente: Sin despreciar o adversar las invenciones modernas o las máquinas persiste en sus doctrinas la idea de “Naturaleza” como concepto vinculado a la perfección; el fin de sus esfuerzos era la creación de una sociedad ideal y perfecta donde las metas mas elevadas eran la armonía, la paz y la igualdad; estaban en contra de las revoluciones y las acciones violentas como las huelgas (que en aquella época eran particularmente violentas y sangrientas) pues esta sociedad perfecta habría de alcanzarse por medios pacíficos y no sería impuesta por nada ni por nadie si no que surgiría por la simple voluntad de todos y cada uno de sus componentes; a pesar de criticar al capitalismo y sus efectos no se detuvieron a analizar sus causas profundas pero si, en cambio, propusieron la solidaridad, la filantropía y el amor fraternal como ayudas y soluciones para paliar estos efectos.

El hecho de haber sido “despreciados” en el manifiesto comunista no significa que sus ideas cayesen “en saco roto” pues como veremos algunos de sus conceptos mas difundidos y exitosos hallaron eco y aplicación en las teorías y los regímenes socialistas que surgieron después. Por poner algunos ejemplos:

.- El Conde de Saint-Simon proponía que la conducción de la sociedad debía ser puesta en manos de una “élite” de intelectuales, científicos y sabios y como, según él, el progreso humano solo podía alcanzarse por medio del progreso económico había que poner el poder en manos de los industriales y los trabajadores.

.- Charles Fourier estaba muy preocupado por los efectos de la explotación, la miseria y la monotonía laboral a la que estaban sometidos los trabajadores y obreros fabriles por lo que propuso la creación de comunidades agrícolas e industriales autónomas y autosuficientes.

.- Louis Blanqui, teorizó extensamente sobre la dictadura del proletariado.

.- Louis Blanc, propuso la ampliación de la acción e intervención del estado como medio de disminuir las desigualdades y su impacto.

Podríamos extraer mas ejemplos pero creo que estos son suficientes para ilustrar el punto: La conducción de la sociedad y sus destinos en manos de una élite encontró su realización en la estructura piramidal del gobierno post revolución rusa, con el Soviet Supremo como “Voz y Voluntad” del pueblo y el mismo Lenin en su cúspide como cerebro organizador y conductor infalible; las leyes del progreso humano a través del progreso económico le dieron la pista a Marx para desarrollar su visión del socialismo y sustentar su teoría del materialismo histórico que le permitiría caracterizar a su concepción del socialismo como “científico” en contraste con el “utópico”; el modelo de comunidades autosuficientes sería la génesis del cooperativismo y el corporativismo que alcanzó por primera vez su máxima expresión dentro de un modelo socialista bajo Stalin, el concepto de la dictadura del proletariado justificó el salto del socialismo hacia el comunismo y permitió todos los cambios y transformaciones radicales y violentas que se sucedieron tras la revolución rusa y fue la meta declarada y nunca verdaderamente alcanzada de dicha revolución; la ampliación del poder del estado como nivelador y estabilizador significó la mega estructura burocrática del estado soviético y su ingerencia en todos y cada uno de los mas pequeños detalles de la vida humana bajo su control... Si, está claro el punto...

El punto de quiebre que significó el paulatino abandono de las indudablemente hermosas ideas del socialismo utópico fue la fallida revolución de 1848 y la aparición ese mismo año del Manifiesto Comunista, probablemente la obra mas divulgada y de mas amplia difusión de todo el cuerpo de pensamiento en torno al socialismo científico, que tras este crucial momento empezó a conocerse o identificarse como “Marxismo”.

Marx y Engels habían dedicado una buena dosis de esfuerzo y tiempo a desentrañar la esencia, la naturaleza y las contradicciones inherentes a la sociedad capitalista y a encontrar la fórmula que les permitiera destruirla y sustituirla por otro modelo, en teoría, mas justo y humano y el elemento que les permitió formular su teoría fue precisamente el Materialismo Histórico.

El Materialismo Histórico, basado en la Dialéctica de Hegel, consiste esencialmente en reconocer en los factores económicos, como son las técnicas y medios de trabajo y producción o las relaciones establecidas entre capitalistas y obreros dentro del proceso productivo, un importante papel en la determinación de los acontecimientos históricos y por lo tanto en el rumbo del desarrollo de la sociedad en su conjunto.

Desde este punto de partida teórico y filosófico es que se construye la obra de Marx, “EL Capital”, que es una exposición de los mecanismos económicos que caracterizan a la sociedad capitalista (y por lo tanto a su desarrollo histórico), una obra en tres tomos demasiado extensa para comentar o intentar resumir aquí pero que junto al Manifiesto Comunista articula la esencia de la concepción socialista - marxista que sería el motor y la justificación ideológica de la revolución rusa y de las revoluciones socialistas que se han sucedido desde entonces en el mundo con muy pocas variantes y muchas coincidencias como, por ejemplo, su paradójica incongruencia e incompatibilidad con el cuerpo teórico que supuestamente las sustenta.

Y es que la mayor de las incongruencias e incompatibilidades es precisamente el echar por tierra olímpicamente la predicción que sirvió de corolario al análisis que de la sociedad capitalista hizo Marx: La promesa que augura el fin de las características esenciales del capitalismo y su natural sustitución por las características de la sociedad socialista.


Es decir: El fin de las diferencias entre las clases sociales y el surgimiento de la clase social única, con el consecuente fin de la lucha de clases intrínseca del capitalismo; el control de los medios de producción por parte del proletariado con el consecuente fin de la plusvalía, de la “cosificación” del obrero y de la explotación del hombre por el hombre; el surgimiento del llamado “Hombre Nuevo” como modelo casi “adánico” de perfección y evolución en todos los ámbitos, etc.

El advenimiento del socialismo sería entonces, inevitablemente, la consecuencia lógica del hiper-desarrollo del capitalismo; es decir, que en la medida en que el capitalismo alcanzase niveles superiores de desarrollo mas cerca estaría de verificar en su seno la transición NATURAL hacía el socialismo, o puesto aún mas claro: el socialismo es el destino de todo sistema capitalista desarrollado... es solo cuestión de tiempo...

Pero el hecho cierto es que la primera revolución socialista se dio en Rusia, un país que para aquella fecha (1917 – 1918) era uno de los países euroasiáticos (y del mundo) en el que el capitalismo estaba mas atrasado, en el que las relaciones de producción eran esencialmente feudales y en el que la “clase obrera”, antagonista teórico y natural de la clase capitalista según Marx, prácticamente no existía; el salto al socialismo, la “revolución", fue una imposición oportunista de un reducido grupo de personas que supieron aprovechar el momento histórico que vivía el país. Lo mismo se puede decir de la revolución china y de todas las revoluciones nacionalistas de comienzos y mediados del siglo pasado que derivaron hacia una teorización y justificación socialista cuando en concreto su proceder era mas bien de corte fascista... y lo mismo, sin duda, se puede decir de la revolución cubana, que nació como una justa lucha contra una cruel dictadura y terminó convertida en un fantasma supuestamente socialista sumando a su haber, como casi todos los demás, los proyectos de “exportación de la revolución” con que han jugado todos los regímenes socialistas y comunistas desde que empezaron a acceder al poder y que tanto desequilibrio, sufrimiento y muerte han sembrado en su camino.

Pero ... ¿todas las formas de socialismo son malas?... mañana intentaré descubrirlo...



2 comentarios:

La Flaca Bohemia dijo...

Excelente resumen. La verdad que me quedo esperando con curiosidad tu próximo post!

Saludos!

Buensancho dijo...

Muchas gracias!, en verdad me preocupa el que sean tan inevitablemente largos pero no he encontrado manera de resumir tanta información mas brevemente. Espero seguir contando con tu aprobación en los 3 o 4 restantes.
Saludos!

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