Vivimos días de entusiasmos y pasiones, de justas protestas y de conciencia ciudadana; vivimos días en que con frecuencia exploramos nuestra íntima esencia, el quienes somos y de donde venimos para poder precisar con mayor claridad quienes queremos ser, nuestro futuro.
En la ciudad de Mérida, el día de hoy, 31 de Mayo, esa exploración adquiere términos concretos, asociada a un nombre que es historia vinculada a la tradición y a la elevación intelectual de la región andina Venezolana: Tulio Febres Cordero.
Nacido el 31 de Mayo de 1860, ve la luz en una región donde la tradición impone rectitud moral y rigidez social, con un sólido anclaje espiritual y religioso y en el seno de una familia de antiguo linaje; Tulio Febres Cordero supo hacer de si mismo un hombre de increíble estatura intelectual y cultural además de destacarse como habilidoso creador combinando herramientas y conocimientos con la curiosidad insaciable del explorador para desentrañar los misterios y la belleza del mundo que le rodeaba a través de muchas formas de expresión.
Formado en la Escuela de Varones de Mérida, Bachiller en Latín y Filosofía, ingresó en la Universidad de los Andes donde se gradúa de abogado en 1882 y obtiene el Doctorado 18 años después; con su sed inagotable de conocimientos y experiencias supo aderezar su formación académica formal realizando estudios y cursos de artes y oficios como zapatería, relojería, tipografía, encuadernación, caligrafía, dibujo y pintura, conocimientos que a lo largo de su prolífica vida estarían al servicio de la creación y de la difusión cultural.
Un ejemplo son sus exploraciones de la técnica de la imagotipia (1885), o arte de representar imágenes con tipos de imprenta o la foliografía (1896), técnica que consiste en la reproducción mediante impresión de las hojas de las plantas.
Una de las grandes pasiones de este erudito fue la difusión tanto de conocimientos como de ideas y por ello es que la historia lo registra como fundador, director, redactor o como destacado colaborador en innumerables periódicos y revistas, escritor prolífico dejó una importante cantidad de obras sobre temas tan variados como la historia, la literatura, la antropología, el derecho, la educación y en formatos también variados pues además de su actividad como articulista y periodista en su obra abundan crónicas, ensayos, cuentos, novelas y poesías.
Reconocido por su labor pedagógica en la Universidad de los Andes, comenzó su carrera como catedrático de Historia Universal pocos años después de graduarse y hasta 1924; en 1912 fue nombrado Vicerrector Interino de esta importante universidad y finalmente en 1936 fue nombrado Rector Honorario.
Tulio Febres Cordero fue un hombre singular que comprendió que paralelamente a los grandes hechos registrados por la historia formal corre una impetuosa corriente de hechos cotidianos solo recogidos por las tradiciones: la historia cotidiana de los pueblos que registra sus costumbres, creencias y modos de vida y se expresa en sus mitos, tradiciones y leyendas; elementos culturales de inmenso valor que ayudan enormemente a la comprensión de los pueblos, de su psicología, sus necesidades y sus aspiraciones.
Por esta razón es tan destacada su labor de cronista de las tradiciones, mitos y leyendas venezolanas, muy particularmente de la región andina en la que siempre vivió y que fueron recogidas en numerosos libros y artículos.
Particularmente hermosa la leyenda de “Las Cinco Águilas Blancas”, (que pueden leer siguiendo este vínculo), y que describe el origen fabuloso de las Sierras Nevadas de los Andes venezolanos; “Las cinco águilas blancas de la tradición indígena son los cinco elevados riscos siempre cubiertos de nieve. Las grandes y tempestuosas nevadas son el furioso despertar de las águilas; y el silbido del viento en esos días de páramo, es el remedo del canto triste y monótono de Caribay, y el mito hermoso de los Andes de Venezuela”.
Tulio Febres Cordero falleció en la ciudad de Mérida el 03 de Junio de 1938 y cuando en estos días miremos atrás en busca de nuestras verdaderas raíces y nuestra esencia no busquemos más salvajes de montoneras que no nos representan y nada positivo nos enseñan, busquemos hombres como este gran andino que dedicó su vida a salvaguardar nuestras tradiciones y cultura y a fundar, crear y multiplicar medios de comunicación y de divulgación de nuestra identidad.
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